Archivo de la etiqueta: Emprender un negocio

Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra


Crea tu propio negocio

Curiosamente, en estos tiempos que corren, donde parece que el fin del mundo llega y donde multitud de personas critican sin conocer, y más aún sin ofrecer soluciones mejores a las criticadas, las personas que optamos por emprender, por crear trabajo, por dar oportunidades diferentes a las «estandarizadas» o «de toda la vida» sufrimos aún críticas mayores y enfurecidas.

La venta directa, el Multinivel, Marketing de Redes, o MLM, como quieras llamarlo no es perfecto. Exige trabajo, constancia, sacrificio. ¿ Pensabas que el MLM consistía en estar tirado en un hamaca y esperar que el dinero aflorase en tu cuenta bancaria ? No, eso no es. Pero es realmente mejor que descargar cajas en el Carrefour por un sueldo mínimo al mes sin tener vida, por ejemplo. Porque es tu trabajo, TUYO, porque lo realizas las horas que te vienen bien, no tienes apenas gastos y generas ingresos en función de tu trabajo.

Que a algunas personas no les gusta, perfecto. Que busquen algo mejor…y me lo digan por favor. Soy emprendedor y estoy deseoso de encontrar el mejor trabajo posible y de compartirlo con mis hijos y mis amigos. Pero de momento, yo me encuentro a gusto aquí, con esta forma de trabajar porque no he visto nada mejor, para mi y para los que me rodean.

En cualquier caso, nada es perfecto, no tengañes. Por eso siempre me acuerdo de estas palabras que me dan energía para comenzar bien cada día de mi vida. Espero que a ti también te ayuden en tu vida.

«Termine cada día y ya está. Ha hecho lo que ha podido. Habrá metido la pata y hecho cosas absurdas, seguro; olvídelo cuanto antes. Mañana será otro día; empiece con buen pie y serenidad y con el ánimo tan alto que lo de ayer le parezca una tontería»       Ralph Waldo Emerson.

Feliz día. Feliz vida.

Fernando Sánchez

Perfil del nuevo franquiciado


Publicado por David Ramos en: http://franquicias.emprendedores.es/pag_6872_1.php

«El aumento del desempleo y la dificultad para acceder a financiación están afectando decisivamente a la configuración del perfil del nuevo franquiciado. Estas circunstancias hacen que ciertos tipos de franquiciado ya existentes en el sector tomen un mayor protagonismo.

Aunque la franquicia está demostrando que es una fórmula de negocio que ofrece una interesante garantía de éxito en estos tiempos de crisis, la actual situación económico-financiera también está repercutiendo en su modelo.

“La recesión del crédito ha afectado en gran medida porque cuesta mucho abrir una franquicia. No sólo depende de que el candidato tenga patrimonio, sino también de que haya crédito disponible. A esto se suma el enfriamiento de la economía y la dificultad para rentabilizar cada punto de venta”, afirma María Dolores Sevillano, directora de Consultoría de Tormo & Asociados. En este sentido, José Sánchez, presidente de la Asociación Española para el Desarrollo y la Defensa del Franquiciado (AEDEF) considera que “crisis económica, de ámbito nacional e internacional, sumada a la poca credibilidad que ofrece el Gobierno, han hecho que el escenario cambie por completo tanto para franquiciadores como para franquiciados, encontrándose el descenso del consumo como principal dificultad a la hora de sacar los negocios adelante. Ya no se vende y se compra con la alegría de tiempos pasados. Esta situación exige un cambio urgente de modelo”.

La crisis también está teniendo una consecuencia positiva. “Al haber más disponibilidad de locales, si el candidato está convencido, el cierre de las operaciones se hace más rápido”, indica Santiago Barbadillo, director general de Barbadillo Asociados. “Se pueden encontrar mejores locales en unas condiciones adecuadas. Hace algún tiempo, esto era un auténtico problema a la hora de abrir un negocio. Se podía tener el candidato adecuado y la financiación pero retrasarse o incluso desestimarse la apertura porque no había la paciencia suficiente para encontrar un local con buenas condiciones”, precisa.

Sin embargo, dicha disponibilidad no es igual en todas partes. Barbadillo resalta que “los buenos centros comerciales siguen teniendo los mismos precios y formas de relación contractual, con contrato leoninos”. Y Mariano Alonso, director general de mundoFranquicia Consulting, coincide en que estas oportunidades se dan en locales urbanos, mientras que “muchos centros comerciales están teniendo cierres de negocios porque sus condiciones son mucho más duras y la reducción de las ventas en esos comercios hace que sean inviables”.

¿Un nuevo franquiciado?
En situaciones como la que nos encontramos, todos los sectores económicos sufren cambios para adaptarse al nuevo escenario. ¿Ha supuesto la crisis una modificación del perfil de los nuevos franquiciados? En realidad, no se puede decir que estén apareciendo candidatos muy distintos a los que llegaban hace unos años, ya que la franquicia siempre ha ofrecido un amplio abanico de oportunidades en las que encajaba todo tipo de emprendedores.

No obstante, lo que sí se ha podido observar es el aumento del peso de determinados modelos. “El perfil del franquiciado no ha variado, ya que a la franquicia se sigue llegando por análogos motivos a los se acudía hace ocho años. En este sector siempre han entrado desempleados, inversores, nuevos emprendedores, mujeres cuya primera experiencia laboral es la empresa y un largo etcétera. Lo que ha cambiando es el mix. Dentro de este puzzle, han variado los porcentajes que aporta al conjunto cada uno”, declara Sánchez.

La directora de Consultoría de Tormo & Asociados reconoce que “el público que demanda empleo se amplía y hay todo tipo de perfiles, desde el inversor habitual hasta otros que en distinto momento económico no se hubiesen planteado la franquicia, pero que ahora se están acercando”.

Según Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), “más que modificarse el perfil del franquiciado, lo que ha variado es la posibilidad de alcanzar determinados conceptos. Por ejemplo, si un emprendedor quiere franquiciar una marca pero no llega porque le falla la financiación u otros aspectos, pueden ocurrir que renuncie o que reconduzca su opción hacia algo más asequible. Por eso, están subiendo enseñas con modelos de negocio de coste más limitado, mientras que las franquicias que suponen una gran inversión tienen dificultades porque la capacidad de financiación es reducida en este momento”.

La central se amolda
El aumento del peso de cierto tipo de franquiciado está obligando a las enseñas a adaptarse al nuevo escenario. “La central se ve obligada a flexibilizar los términos de concesión. Han tenido que revisar a la baja los planes de obligaciones financieras de los franquiciados y se juega mucho con fórmulas como periodos de carencia, reducciones de royalties e incluso la supresión total del canon de entrada”, concluye Alonso. «

Entre los sistemas de negocio, tipo franquicia, que requieren mínima inversión se encuentra Agel. Si crees que tienes el perfil para emprender este tipo de negocio no dudes en contactar con nosotros, te asesoraremos, formaremos y ayudaremos a desarrollar un negocio propio del siglo XXI.

¿ Qué harías si tu economía no es la que deseas ?


Muchas personas no viven hoy en día del modo que desean. Actualmente la coyuntura económica no es la mejor y los bolsillos de las personas se resienten.

A lo mejor no es tu caso, y las cosas te van fenomenal. Si es así, me alegro mucho de veras. Pero y si por el motivo que sea…las cosas fallan. ¿ Has pensado en un plan B ?

Te lo hayas planteado o no, no dejes de ver este vídeo, son 6 minutos y es gratis pero puede suponer una mejora en tu vida.

Estoy a tu disposición para charlar sobre tu plan B tanto por Skype ( agelsbg ) como por email: agelsbg@gmail.com.

Saludos y feliz día.

Fernando

Los nuevos revolucionarios


Por José Luis Briones, Presidente de Alquimia Emprendedora. Profesor de la Business School de la Universidad Antonio de Nebrija.

Publicado en: http://www.ejecutivos.es/noticia.asp?ref=9004

«¿Cuántas inquietudes dejó en este camino Anita Roddick, la fundadora de The Body Shop, antes de ser absorbida por L’Oreal?, ¿a cuántas personas demostraron los amigos Ben y Jerry, que era posible crear una empresa diferente, en la que los sueños materiales sólo se podían cumplir si en paralelo también se cumplía el sentimiento de que el mundo era mejor gracias a su Empresa?

Lea completo este artículo y tome una decisión. Al final le digo cual.
Así que, ¿qué hay que hacer? Fácil: deshacerse de las empresas convencionales.
Derribarlas. Acordonar la zona. Levantar barricadas. Derrocar las estatuas de los héroes que ya hace demasiado tiempo que no están entre nosotros.
¿Suena familiar, verdad? Y es que el mensaje ha sido siempre el mismo, desde mayo del 68 en París hasta el muro de Berlín, desde Varsovia a la Plaza de Tiananmen: ¡libertad y rock and roll!Así que abramos las ventanas, dejemos entrar aire nuevo y subamos el volumen de la música a tope, para que todo el mundo se entere.
Lamento desencantarle, pero éstos párrafos no son míos (ya lo quisiera). Pertenecen a uno de los textos, relacionados con el mundo de la empresa, más significativos, para mí, de este siglo: El manifiesto Cluetrain, publicado en España por la aséptica Editorial Deusto.

¡Levantar barricadas!
, es un grito que está en lo más profundo de nuestros corazones, ¿hasta cuando vamos a seguir trabajando y viviendo con la idea de creernos hipócritamente que nuestra función como empresarios, como directivos, como emprendedores, se limita a crear riqueza económica?
¿Hasta cuándo vamos a seguir dejando que –parafraseando a nuestro Miguel de Unamuno– sean los “los bachilleres, curas, barberos, duques y canónigos”, los que se lleven los beneficios morales de nuestro esfuerzo, los resultados de nuestros compromisos?
Reducir nuestra función a la puramente económica, es ignorar el papel dinamizador que tenemos de la sociedad, es desconocer que no se puede separar riqueza económica, de riqueza humana y de riqueza social. Hablamos hoy, ponemos un enorme énfasis, en que la principal ventaja competitiva es la innovación, olvidando que para que ésta exista se hace imprescindible que en las estructuras en la que debe desarrollarse la creatividad debe haber algo fundamental: libertad.
Pero, ¿qué es la libertad? Es mucho más que “hablar”, incluso mucho más que “hacer”. Por encima de todo, ser libre implica la capacidad de ser autónomos en el pensamiento, y especialmente tener el coraje de asumir nuestro propio destino como personas.
No puede haber innovación sin libertad, y no puede haber libertad sin sentir que tenemos la enorme responsabilidad de nuestros actos, de nuestros compromisos, de nuestras metas. Esto implica un ser humano totalmente diferente al que la sociedad industrial creó, como respuesta a sus propias necesidades.
Ignorar esto, no sólo implica cercenar nuestra capacidad competitiva, reduciendo nuestra innovación, sino que por encima de todo, implica seguir delegando nuestra vida en “los bachilleres, curas, barberos, duques y canónigos”, o lo que es lo mismo: financieros sin escrúpulos, empresas sin alma y publicistas vendidos al mejor postor.
No sé en qué grupo se encuentra usted, amable lector, amable lectora. Pero sí sé en cual me encuentro yo: en los que levantan barricadas contra las estructuras – formadas por personas con rostro, no lo olvidemos– que creen que la clave del desarrollo de una empresa es cuantos beneficios aportan a sus accionistas, dando la espalda al coste social y humano que estos han generado.
Suena a retórica, pero no lo es. “Un fantasma recorre Europa”, afirmaban en su Manifiesto Comunista, los viejos veteranos Marx y Engels; de igual forma podríamos decir hoy que “un nuevo fantasma recorre el mundo”, alterando nuestras conciencias, desestabilizando nuestras estructuras, obligándonos a cuestionar nuestras creencias.
Es el fantasma de la libertad.

Y cientos de empresas han iniciado su andadura con este sentimiento: nuestra función como tales es aportar valor a la sociedad, nuestro sentido como estructura es conseguir que todos los seres humanos que se integran asuman la responsabilidad de desarrollar al máximo sus posibilidades, nuestro papel como entidad social es conseguir que el mundo sea diferente a través de nuestra aportación.

Es decir: empresas que han nacido con el sentimiento de que los beneficios económicos son sólo legítimos si son la consecuencia del valor aportado a la sociedad. En otras palabras: solo merecemos ganar dinero si conseguimos que el mundo sea mejor.

Son los nuevos revolucionarios. Emprendedores capaces de definir su función, como tales, mas lejos de los resultados del balance, jóvenes apasionados con su misión, personas con una visión de la vida que va mas allá, mucho más allá, de la limitada visión economicista que los burócratas de turno intentan imponemos.

¿Qué donde están? Las tenemos a nuestro alrededor. Se llaman Google, El Bullí, Irizar, Mercadona, Inditex, The Body Shop, Gorex, Semco, Patagonia…etc. Están, pero las ignoramos.

No queremos verlas, pese a que las sentimos a nuestro alrededor. No queremos verlas, porque reconocer su existencia vital, nos desestabiliza, nos lleva a cuestionar nuestras “verdades absolutas”, esas que nos dejan tranquilos, porque nos permiten justificar la delegación de nuestras responsabilidades en estructuras ciegas, que “saben lo que tienen que hacer” para contentar a sus accionistas.

Esas empresas ciegas que nos piden fidelidad, pero que entienden que “los beneficios justifican muchos comportamientos” –voy a ser comprensivo y no digo “todos”– que atentan a la dignidad de las personas. Y no hablo ya del hambre y del dolor. Hablo de la alienación, del pensamiento único, de la masificación como sistema, de convertir la vida en una serie de compartimentos estancos, en las que se separa la creación del disfrute de la misma, la libertad de la innovación, la solidaridad de los resultados, el “ser” del “hacer”.

Los resultados son una sociedad frustrada, en la que la máxima aspiración es que los días pasen sin alteraciones y, especialmente, tener la seguridad de que el resto de nuestra vida, va a ser una constante lineal.

Y contra esta sociedad surgen las nuevas empresas. Soy consciente de mi idealismo. ¿Dónde está la realidad de The Body Shop, integrada en una multinacional como es L’Oreal? ¿Dónde han ido a parar los sueños de los fundadores de Ben&Jerry’s, absorbidos por Lever? Probablemente hayan desaparecido, difuminados en una estructura que como un gigantesco Gargantúa, devora sin digerir, todo aquello que se le pone por delante.

Pero no importa, evitemos que estas posibles verdades nos tranquilicen bajo la cínica expresión de “es inútil, al final todo sigue igual”. Seamos valientes… no importan los resultados, lo que importa es el camino.

¿Cuántas inquietudes dejó en este camino Anita Roddick, la fundadora de The Body Shop, antes de ser absorbida por L’Oreal?, ¿a cuántas personas demostraron los amigos Ben y Jerry, que era posible crear una empresa diferente, en la que los sueños materiales sólo se podían cumplir si en paralelo también se cumplía el sentimiento de que el mundo era mejor gracias a su Empresa?

Bien, muy probablemente a la larga todo seguirá igual, pero será aparentemente. En el proceso de creación y consolidación, han dejado, estas empresas, las semillas precisas para poder preguntarnos si la única función de una empresa es obtener beneficios. Ya es algo, mucho para mí.

El filosofo chileno Fernando Flores ha definido al emprendedor como “un creador de historia”. Maravillosa definición, que refuerza el también chileno Carlos Vignolo, junto al argentino Juan Carlos Lucas. Tres profesionales comprometidos con una visión de la empresa que ha dejado de ser una teoría.

Tomemos el ejemplo más paradigmático para mí: Google.

¿Qué es Google?, es evidente la respuesta, la confirmamos día a día con el uso de sus servicios. Pero reducir esta empresa a la definición de que es un buscador, incluso el mejor, es seguir reduciendo el papel de la empresa al puramente económico.

Google es el testimonio vivo de lo que se puede crear a partir de valores y compromisos (si, incluso con el derecho al error, como en muchas de las empresas ya nombradas). No voy a caer en lo que considero sería demagógico, afirmando que el crecimiento de esta empresa es debido a éstos, pero si puedo atreverme afirmar que su capacidad para conseguir profesionales de primer nivel (incluso cuando no eran nada) si es debido a ésto.

Le dejo a usted decidir hasta qué punto su crecimiento no se ha debido – y en qué porcentaje – a esta capacidad de atraer a los mejores.

Por razones profesionales escucho en decenas de foros que no hay suficientes emprendedores. También sufro, directamente y en esta crisis que vivimos, las consecuencias de otra realidad: la baja capacidad competitiva de nuestras empresas.

Lo que me sorprende es que los profesionales que hacen estas afirmaciones –en muchos casos profundamente comprometidos con el desarrollo de la cultura emprendedora, y en otros casos con el incremento de la capacidad competitiva de nuestras pymes– no se cuestionen el porqué. Me alucina comprobar cómo la solución que se aporta a estas dos barreras para el desarrollo, pocos emprendedores y baja capacidad competitiva, se soluciona con las mismas recetas que ya han demostrado su reducida eficacia: subvenciones y formación lineal, es decir, crear gestores, en lugar de empresarios.

Y ésto es al margen de los numerosos nuevos experimentos, con contenidos diferentes, programas distintos y nuevas tecnologías. En el fondo el paradigma con el que se aplican estas diferencias es el mismo: crear gestores en lugar de emprendedores, innovar sin cambio en la forma de pensar, crear sin fomentar estructuras en las que los miedos –entre ellos al fracaso– desaparezcan.

Tenemos, si queremos crecer y especialmente para los tiempos que corren salir de la crisis, que estimular nuevas razones para asumir la vida como un desafío. Soy consciente de la realidad que viven estos profesionales, vinculados en la mayoría de las veces a Cámaras e Instituciones Oficiales, la vivo aunque sólo sea en su mirada cuando me escuchan: estas fuera de la realidad José Luis, los emprendedores lo único que quieren es “ganar pasta” y “una subvención”.

De sobra sé que esta realidad, es real. Valga la redundancia. Pero hay otra realidad, que muy probablemente ellos no viven porque los emprendedores que la forman ni buscan subvenciones, ni se mueven por el único interés económico. En consecuencia ni van a las Cámaras, ni van a buscar ayuda a instituciones.

Y si bien estos profesionales pueden afirmar con certeza “su realidad”, yo también puedo afirmar con igual certeza la “realidad de la mía”. Hay cientos de emprendedores con un profundo sueño: convertir su vida en un reto permanente a sus posibilidades, hay cientos de emprendedores cuya principal motivación es poner en marcha una idea, sentir que su esfuerzo tiene un sentido que va mas allá de los resultados económicos, los veo en los coloquios de mis conferencias, los veo –no digo que los siento, digo que los veo…es decir los toco, los palpo, son físicamente reales– en los pasillos comentando lo que han aprendido en un seminario, o en un taller, recibo decenas de mensajes compartiendo sus sueños… también su soledad.

El problema es que no tienen dónde acudir sin el riesgo de sentirse juzgados como “locos que están fuera de la realidad”. Lo están, realmente lo están… y por ésto son los únicos capaces de cambiarla.

Precisamos revolucionarios, precisamos estimular un carácter de cambio radical, única base para fomentar una innovación que realmente genere nuevas oportunidades. Precisamos difundir en las empresas una visión de que su papel es transcendental para crear una sociedad motivada por el sentimiento de que gracias a nosotros el mundo es mejor, solo así daremos razones para innovar, para competir, para crear.

Afirmamos que vivimos en una época de grandes cambios. ¿Cómo podemos ser tan cínicos, o quizás cobardes, para desconocer lo que esto realmente significa?, ¿podemos afrontar estos cambios drásticos con la misma forma de pensar del siglo XX?

Si es la hora del cambio, empecemos por nosotros mismos: ¿para qué crear una empresa?, ¿merece la pena crearla para ganar SÓLO dinero?

Usted tiene las respuestas. Son suyas, asúmalas con todas sus consecuencias, porque son las únicas validas.

Un fuerte abrazo.

Ayúdeme a despertar a los revolucionarios que tenemos entre nosotros. Si le ha gustado este artículo, compártalo con sus amistades».